lunes, 18 de agosto de 2008

Diamantes a los cerdos (En busca del Major Tom III)

Las palabras pronunciadas por Pietro44o sonaron como campanas en el fondo del mar. Pietro estaba de pie, enseñando las palmas de las manos y mirando al suelo, cuando de repente, como si le fallaran las piernas, se derrumbó y cayó sentado en el sofá. Rompió a llorar a gritos. Se cogía sus pelos negros con las dos manos intentando arrancarse-los. Gemía.

No pude retener mis lágrimas.

Pensé en ella. La veía caminando sin rumbo por las calles del raval, los ojos perdidos al frente con sus ojeras hinchadas que parecían maquilladas de negro, la cabeza agitándose a modo de una lavadora de ropa ejecutando el programa de secado, mirando y hablando con unos y otros, tirando los diamantes de su alma cristalina a los cerdos.
Yo sabía lo que le pasaba al Major. Se había finalmente encontrado con su espejo y claro, cada vez que la veía o pensaba en ella, sentía la magia que esto representa. Esto esta superando su entendimiento.

Devendra440

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