Empujo el carrito al cual van atados mis pies. Mi equilibrio es precario. La lengua me cuelga en forma de red. Agua de colores por favor. Dos litros. Caramelos congelados. Me hundo. No puedo respirar. Socorro susurro, pero nadie me oye. El carrito se acelera. Socorro susurro. Pierdo el control. Me ahogo.
sábado, 31 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Yo te oigo, aunque a ratos desaparezca, pero nunca me voy del todo, así que no lo dudes, cuando vuelvas al super llamamé que yo llevaré el carrito.
Publicar un comentario