jueves, 25 de septiembre de 2008

La historia se acelera. 1929-1933

Sólo semanas después de que los expertos más reacios reconocieran que los mecanismos de esta crisis son los mismos que los de 1929, un masivo plan se esta poniendo en marcha. Al igual que en 1929, el sistema ha permitido a las instituciones financieras endeudarse contra el valor de activos especulativos, para comprar más grandes cantidades de esos activos y prometer a inversores rendimientos ilusorios. Empaquetados bajo mil formas y cada vez con más riesgos, estos activos virtuales garantizaban rentabilidades imposibles y primas asombrosas. Naturalmente, los valores se han vuelto tan absurdos que se han derrumbado.

En la gran depresión, se tuvo que esperar 1933 para que el Presidente Roosevelt pusiera en marcha un plan de apoyo a la economía, por un importe similar proporcionalmente a la que acaba de establecerse. Volvemos a ver la misma escena que en 1933: una nueva reglamentación bancaria, la fuerte inyección presupuestaria, nacionalizaciones, tensiones geopolíticas y militares. Y también, otra vez, la extraordinaria colusión entre Washington y Wall Street, banqueros redactando las decisiones tomadas, y haciendo pagar las consecuencias de su codicia a los contribuyentes.

Es un error esperar que ese plan sea suficiente, porque el mundo de hoy no es el de 1933. Por un lado, los instrumentos financieros que se inventaron han adquirido una dimensión enorme. Las necesidades en capital para cubrir las perdidas generadas son muy superiores a las cifras que se aportan y que vienen a sumarse al déficit americano ya abismal. Por otra parte, la economía es hoy mundial y si no se prohíben tales practicas a nivel mundial, los fondos de inversión exótico seguirán vendiendo estos productos tóxicos a los inversores mal informados.

Historia repetida a cámara rápida. Prestemos atención. Evitemos que se llegue al periodo de sangre y lágrimas. Nos comportamos como pasajeros de un barco que, sabiendo que se va a hundir, brindamos alegremente con cava. Esto parece ser una constante en la humanidad.

Estamos en este barco, sabemos que el capitán nos ha mentido, que se esta hundiendo por no poner en entredicho las reglas de rentabilidad, y no haber tomado las precauciones elementales para proteger la vida.





Major Tom desde su lata espacial.



1 comentario:

Anónimo dijo...

En el avion de Spanair habia una persona que queria salir antes del despegue, porque percibió que algo iba mal. El comandante no lo dejó salir ya que eso retrasaría aun mas el vuelo. Exigencias de rentabilidad...Murieron los dos.